El placer de comer | Restaurantes Puebla

 En Blog

México apasionado, México gastronómico.

Desde siempre he pensado que comer es un placer… ¡sí! Un placer en el que participan todos nuestros sentidos, es un deleite social y también fisiológico. Según la ciencia, cuando comemos, las neuronas segregan dopamina, una hormona que está asociada con el sistema de placer en el cerebro. Así es que, literalmente, comer nos provoca mucha satisfacción.

Mi abuelo es un hombre que ama comer tanto como yo, disfruta cada bocado que se lleva a la boca, lo saborea y encuentra en cada sabor algo especial. ¿Y cómo no? Si la abuela cocina delicioso, tiene una sazón que llena cada uno de nuestros sentidos. Su comida es tan placentera como un apapacho de ella. De hecho, nadie puede rehusarse cuando te ofrece un plato más. A él le encanta comer en casa, pero también “salir a comer” como comúnmente se le dice. Cuando está frente a una mesa, es una especie de ritual, come con entera tranquilidad para degustar y valorar todos los ingredientes presentes en su platillo. Él conoce los mejores restaurantes Puebla y cada que inauguran uno, es el primero en estar ahí. Se ha convertido en una especie de catador de comida. Así que si necesitas alguna recomendación de dónde comer, él te dará la mejor respuesta. Él tiene una frase interesante: muchos restaurantes saben hacer negocio, pero pocos saben hacer comida.

Recuerdo cuando el abuelo solía sentarme en sus piernas y contarme la historia de la palabra “restaurante”, hijo: este término proviene del francés restaurant y fue usado por primera vez en 1765 en París. En castellano significa “restaurativo” y se refiere a un caldo de carne que se preparaba en el siglo XVIII.

Él sabe muchas cosas sobre los restaurantes, aunque nunca tuvo la oportunidad de tener uno.
Ahora sé porque soy amante de la buena comida, lo traigo en la sangre. Con el paso de los años, la frase de mi abuelo estaba siempre presente en mi mente. En varias ocasiones, soñé con un lugar que fuera una autentica casa de comida, en donde cada platillo valiera lo que pagas por él, que cada preparación te apapache y te llene cada uno de los sentidos, con un entorno agradable y con un trato único.

Cada día, despertaba con el anhelo de hacer realidad ese sueño que no me dejaba. Al sentirme confundido, decidí preguntar un consejo al abuelo, contándole todo sobre aquel sueño, él solo sonrió y me dijo: ¿y qué esperas? Abrí los ojos más de lo normal en señal de sorpresa, realmente no esperaba esa respuesta. Agradecí el consejo y me fui a casa dándole vueltas al asunto. ¿Será posible tener un restaurante así? Era mi duda, día con día, hasta que, finalmente, me decidí a trabajar por el proyecto. Empecé a investigar sobre los requisitos, visité posibles lugares, pensé en algunos nombres, en el menú y en la decoración. Entre tanto, me encontré con un buen amigo, apasionado por la cocina y le conté aquél proyecto por el cual estaba trabajando. Su profesión encajaba perfecto y eso me animó a seguir. Las piezas del rompecabezas iban encajando, una a una, a la perfección para hacer de aquel sueño una realidad.

Bien dicen que si perseveras alcanzas y así fue. El proyecto comenzó, fue terminado y su nombre es El Anafre Rojo uno de los restaurantes Puebla ubicado en el centro de la ciudad.

El gran día ha llegado, todos los que me apoyaron están aquí. Los abuelos se acercan al listón rojo en la puerta y con entusiasmo lo cortan. Los ojos del abuelo lo dicen todo, está maravillado. Es como si fuera su sueño hecho realidad y creo que lo es. Con euforia se dispone a entrar y su mirada se centra en aquellos anafres empotrados sobre la barra, ¡me encanta! Fue su primera expresión, la loseta del piso, de las paredes, el mobiliario, todo es tan mexicano, ¡justo como lo imagine!
Entonces le dije: prepárate porque lo mejor está por venir. Lo dirigí a una mesa especial y enseguida aquel platillo creado por mi amigo, y ahora chef del lugar, que había preparado para él llegó, un mole rosa, sí un platillo hecho de salmón a la plancha sobre mole de piñón y flor de bugambilia. El abuelo miró con admiración el plato y enseguida lo probó, después del primer bocado no se detuvo hasta dejar el plato completamente limpio. Esa era una buena señal, viniendo de un gran catador de comida, como yo le decía.

Hoy por hoy, el Anafre Rojo es lo que soñé, un lugar en donde pagar por lo que comes vale la pena, nuestro menú está pensado en visitas nacionales y extranjeras, pues tenemos diversos platillos típicos del país y del estado, también tenemos una gran variedad de bebidas y postres para acompañar los desayunos, comidas y cenas. El ambiente regional que creamos con elementos como música adecuada, atención especial y decoración fue planeada para que disfruten su estancia y su comida.

Nuestra pasión es la cocina pero también lo son los clientes satisfechos, por eso, nos esforzamos para que cada persona que llegue a comer con nosotros salga del restaurante con una barriga llena y un corazón contento. Así como lo hace el abuelo cada que nos honra con su visita.

Aquel sueño que un día tuve, se hizo realidad cuando decidí escuchar un consejo, tomar la decisión y trabajar en ello. Hoy, El Anafre Rojo es uno de los restaurantes Puebla que representa orgullosamente la gastronomía de nuestro país.

Publicaciones recientes